Mensaje Diverso

"Ideada para que la sociedad lea y consiga el consejo para poder mejorar nuestra sociedad."

[8] Un Amigo Leal

     Y ese amigo es Jesús (Jesucristo), el hijo de Dios. Su familia María, su madre, 4 hermanos y un indeterminado número de hermanas (Mr. 6.3). Su ministerio se desarrolló principalmente en Galilea, Israel; fue manifestado mayormente en milagros, sanidades y atender los necesitados. El relato histórico y Bíblico no registra totalmente todos los milagros que Jesús realizó durante su existencia en la tierra, pero la variedad de males que Él curó es muy amplia, desde la parálisis hasta ceguera, y desde la lepra hasta una oreja completamente cortada. Se registran tres casos de restauración de vida a personas que habían muerto.

     Los demás milagros de Jesús (aquellos relacionados con la naturaleza) vemos en ellos el mismo esquema de una respuesta automática y espontanea a una necesidad imperiosa: alimentar a una multitud hambrienta, hacer que sus discípulos sacasen gran cantidad de peces de una noche de vanos esfuerzos, calmar una tormenta en el mar, y andar sobre las aguas. La representación demoniaca aparece vinculada con sus milagros.

     La solución de sus enseñanzas y milagros no fue tanto una muestra de su poder, sino el resultado natural de lo que Él era.

     Siendo Dios (Jn.1.1) nunca se sujetó ser igual a Dios, lo que destaca su desprendimiento y humildad.  Su ministerio de sanidad no estaba destinada fundamentalmente a probar lo que Él era (y lo que es), sino que fue una respuesta instantánea  a su compasión por las necesidades humanas cuando se vio frente a ellas.

     Algunos enemigos lo atacaron diciendo que sus intenciones eran políticas y no espirituales, que lo espiritual era una fachada para esconder el verdadero propósito.  Si bien Jesús no estaba tan ciego a los problemas políticos y sociales, Él refutó esto enérgicamente con su vida y su palabra (Lc. 20.22-25).  Evitó la publicidad y Las demostraciones públicas hasta la última semana de su ministerio, rehusó la posición nacionalista cuando se le pregunto acerca de la validez del sistema impositivo romano, y el prefecto romano lo encontró inocente de sedición (Lc. 23.13-15).

     Otra faceta importante de Jesús de Nazaret es su autoridad.  Los evangelios nos dicen que la impresión dominante del ministerio de Jesús fue su autoridad lo que evidentemente es cierto a lo que respecta a su enseñanza, con su audaz énfasis sobre su propia persona (Mr.1.27;Mt.9.8).  Su autoridad personal fue lo que impresiono al centurión gentil (Mt.8.8).

     De que Cristo es Dios, es contundente y las Sagradas Escrituras lo confirman.  El Apóstol Juan inspirado por el Espíritu Santo escribe:” En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Jn.1.1).  El verbo se usa para señalar a Jesús el Cristo.  Juan en su prologo habla de Cristo como el eterno, el ser preexistente que se hizo carne.  Podemos decir que el Verbo existía antes que el mundo fuese.  El Verbo era con Dios, siendo distinto a Él; y el Verbo era Dios.  Por medio del Verbo Dios creó todo el universo; lo visible y lo invisible: “Porque por Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visible e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades: todo fue creado por medio de Él y para Él (Col.1.16).  El Verbo es el origen de donde procedió la vida física, intelectual, moral y espiritual del hombre” (Jn.1.4)

     La encarnación es parte fundamental del Evangelio.  Es aquel hecho de Dios, por el cual Dios Hijo, siendo en si mismo Dios, acepto tomar la naturaleza humana con el propósito de la redención y la restauración del hombre.  De la encarnación se puede decir que Jesús de Nazaret era, y es verdaderamente Dios:  posee la naturaleza Divina y todos los atributos de la Deidad: “ el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, si no que se despojo a sí mismo, teniendo forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humillo a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.  Por lo cual Dios le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el señor” (Fil.2.6-11).

     De modo que: “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn.3.16).